No todo lo que se dice y se oye sobre la dislexia es cierto. Es un
trastorno muy conocido de forma popular, pero desconocido en su
verdadera realidad. Conocer bien este trastorno es esencial para dar la
atención necesaria a quienes lo padecen.
1. MITOS Y REALIDADES
La dislexia no es un trastorno desconocido, más bien todo lo
contrario, nadie dirá al oírlo “¿qué es eso?”, otra cosa distinta es que
se sepa verdaderamente lo que es, lo que significa realmente ser
disléxico y lo que conlleva.
Son muchos los mitos que podemos encontrar sobre la Dislexia, aquí comentaré los más conocidos:
-Por un lado, encontramos quien identifica la dislexia
con otras dificultades, como los problemas de lateralidad, es decir, hay
quien dice: “soy disléxico porque no diferencio la derecha y la
izquierda”, también podemos escuchar personas hablar de niños disléxicos
cuando con 2 ó 3 años no tienen desarrollado el lenguaje. Y así una
larga lista de falsedades y de versiones erróneas sobre un trastorno muy
serio.
-Por otro lado, también encontramos, tanto en la
población profesional como entre los no profesionales, versiones sobre
la posibilidad de “curarse”. Es decir, escuchamos frecuentemente a
personas decir: “yo era disléxico de pequeño”, o “mi hermana era
disléxica pero fue a clases de logopedia y se le pasó”. Entre los
profesionales es menos frecuente escuchar o leer que la Dislexia
desaparece con la terapia adecuada, pero también hay defensores de esta
teoría. Yo, en ese sentido, no doy ni quito la razón a ningún
profesional, creo que cada uno tiene razones fundamentadas para opinar y
defender su teoría. Personalmente, por mi experiencia y formación, creo
que la Dislexia es un trastorno, y como tal, no desaparece nunca. Con
la atención profesional conveniente, sí mejora, evoluciona
positivamente, se aprenden estrategias para superar las barreras a las
que se enfrentan quienes lo padecen y se pueden compensar las
dificultades, pero no desaparece.
-Otro mito lo encontramos en la sobrecapacitación que
como sociedad otorgamos a los pediatras, que aún siendo especialistas en
la edad infantil no abarcan todos los campos. En el campo del lenguaje,
tanto oral como escrito, en muy raras ocasiones conocen bien los
estadios del desarrollo y aprendizaje. En mi trayectoria profesional me
he encontrado en muchas ocasiones que las familias acudían a la consulta
del logopeda más tarde de lo conveniente y deseado, y sus motivos
solían ser: “el pediatra me dijo que no me preocupara, que ya hablaría”
“que aún es pequeño”, “que no me preocupase”, “que la lectura es
difícil”. También debo decir que en alguna ocasión ha sido el propio
pediatra el que me ha derivado casos a logopedia por sospechar de
problemas en el lenguaje, pero no siempre conocen bien el desarrollo
adecuado, por eso siempre ante la duda hay que consultar al
especialista.
En cuanto a las realidades, lo más importante sería decir que
afecta de forma directa y significativa al aprendizaje general del
alumno y a su rendimiento académico. El resto lo desarrollo a
continuación.
2. ¿QUÉ ES LA DISLEXIA?
Podemos encontrar varias definiciones de Dislexia, según el
organismo o autor, y todas ellas pueden ser válidas. Así, por ejemplo,
encontramos la definición de M. Thomson: “la dislexia es una grave
dificultad con la forma escrita del lenguaje, que es independiente de
cualquier causa intelectual, cultural y emocional”. Por otro lado, según
la Asociación Internacional de Dislexia, se trata de “un trastorno de
aprendizaje específico de origen neurobiológico, caracterizado por los
problemas de precisión y/o fluidez en el reconocimiento de palabras y
por las dificultades en el deletreo y en la codificación. La causa de
estas dificultades se encuentra en un déficit del componente fonológico y
no tiene relación ni es esperado en función de sus capacidades
cognitivas, oportunidades educativas y nivel de instrucción”.
Por tanto, podríamos decir que la Dislexia es un trastorno que se
caracteriza por un rendimiento lector muy inferior al esperado por edad,
y que no se relaciona con ningún causante como podría ser: déficit
cognitivo, daño neurológico, falta de estimulación y/o escolarización,
etcétera. Los datos oficiales dicen que afecta a más del 4% de la
población española, aún así, hay algunos estudios que elevan ese
porcentaje hasta un 15% del total del alumnado y población adulta,
pudiendo así convertir la Dislexia en un cajón desastre donde entran
todos aquellos problemas o dificultades de lectura sin tener en cuenta
los factores que pudieran desencadenarlos.
Las características y rasgos de la persona con Dislexia difieren de
unos a otros y dependen básicamente del tipo de Dislexia y/o proceso
afectado. En cualquier caso, los rasgos más característicos de los
alumnos disléxicos son:
-Dificultades para decodificar la palabra escrita,
cometiendo errores de inversión, sustitución, adición u omisión de
letras.
-Dificultades para la conversión grafema-fonema (ausencia
de conciencia fonológica), confundiendo los grafemas y asociándolos con
fonemas por similitud en el punto articulatorio, por sonido parecido
(falta de discriminación auditiva) o por escritura similar con
diferencias de orientación. Ejemplos: leer “cato” en lugar de gato,
“gañeta” en lugar de galleta, “bos” por dos, etc.
-Saltos de línea al seguir la lectura.
-Baja velocidad lectora.
-Ritmo lento y monótono.
-Ausencia o errores en la interpretación de los signos de puntuación.
-Dificultades para la comprensión del mensaje escrito.
Estos rasgos son los más representativos, pero según el caso podrían existir otros no mencionados aquí.
La presencia de varios de estos rasgos nos estaría indicando la
existencia de un problema, pero habría que diferenciarlo de una
dificultad evolutiva, es decir, pasajera, que podría aparecer al inicio
del aprendizaje lector y que sería temporal hasta su adquisición
correcta.
Es importante decir que cuando un alumno está iniciando el
aprendizaje lectoescritor (4-5 años de edad) es normal que comentan
errores, como por ejemplo la escritura en espejo tanto de números como
de letras. Esto no estaría indicando la presencia de Dislexia,
probablemente esté sólo indicando una dificultad pasajera en la
adquisición, y que terminará adquiriéndose correctamente. Si el error
persistiera hasta los 6 años o se acompañase de otros rasgos
importantes, sería conveniente consultar a un especialista.
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