Cada día con más frecuencia, desde el ámbito de la logopedia, nos encontramos con niñ@s que alargan el uso del chupete y del biberón más allá de los dos años.
Se considera que entre el año y medio y los dos años nuestro hijo debe haber dejado de utilizar tanto el chupete como el biberón.
A estas edades el niñ@ ya toma alimentos sólidos que se han ido introduciendo de forma paulatina, por lo que no nos debe preocupar que deje de tomar la leche en biberón, seguro que está bien alimentado y que poco a poco se acostumbrará a tomarla en vaso.
Respecto al chupete este cumple su función en tanto que proporciona una sensación de seguridad derivada de la succión a los bebés. Les relaja y tranquiliza porque consiguen una sensación placentera y reconfortante. Pero una vez que dicho reflejo realiza su función nutricional es simplemente un estímulo placentero o un elemento de apego, que con paciencia y seguridad le ayudaremos a eliminar.
Pero, ¿que ocurre si alargamos el uso de dichos elementos?
Esta es una de las alteraciones que se puede producir por el uso excesivo de chupete, biberón o bien por chuparse el dedo, una "deglución atípica".
Donde observamos que:
- Las arcadas dentarias terminan en pico.
- Hay un espacio entre ellas
- Paladar ojival http://www.cerebrito.com/neuropediatria/paladar-ojival/
- Colocación de la lengua sobre los incisivos al tragar
Pues bien, esta es una de las alteraciones pero también nos encontramos con casos que presentan un retraso del habla antes de los tres años: omisión de la mayoría de consonantes iniciales en las palabras, construcción excesivamente simple o telegráfica de oraciones, etc. Para realizar una intervención adecuada nuestro objetivo inicial es saber cuáles son las causas y realizar un adecuado diagnóstico diferencial.
En algunos casos no existen deficiencias auditivas; la familia estimula y favorece un ambiente comunicativo adecuado, no existen problemas orgánicos que expliquen la aparición de dislalias (problemas de articulación).
Sin embargo hay factores o pautas “inadecuadas” como una alimentación basada frecuentemente en biberones o papillas, abuso de chupete o succión de dedo tras la aparición de los primeros dientes que pueden provocar:
- Mala oclusión dental.
- Colocación de la lengua de forma inadecuada o movimientos incorrectos en la deglución o al masticar.
- Dentición deficitaria.
- Deformación en el paladar.
- Hipotonía muscular en la lengua, labios y mejillas.
Por esto es tan importante que sigamos las pautas de nuestro pediatra, al mismo tiempo que desde casa favorecemos la transición a los alimentos sólidos y dejamos de lado los chupetes y el biberón.
