Cuando
nuestros peques empiezan a dar sus primeros pasos, están dando inicio al
desarrollo de su autonomía física, la cual les permitirá aprender a caminar y a
utilizar su cuerpo.
Y a
través de sus primeras palabras, empezarán a desarrollar su lenguaje.
Pero
en los inicios de este aprendizaje, como su motricidad y lenguaje todavía es
limitado, utilizan su cuerpo y la energía de éste como medio de comunicación y para
satisfacer también sus deseos.
Por
ello, ciertas dosis de agresividad son normales a esta edad, pues los niños
todavía se guían por sus instintos, son egocéntricos y les cuesta tener en
cuenta a los demás, por eso reaccionan de forma agresiva cuando se sienten
frustrados, y no pueden comunicarlo a través del lenguaje.
"Cuando
le tenemos en brazos nos da algún manotazo o nos da algún mordisco. Y encima
parece resultarle gracioso”. ¿Qué hacer?
No
hay que dar demasiada importancia a este tipo de comportamiento, ya que estamos
hablando de niños muy pequeños, pero eso no quiere decir que haya que
consentírselo. Por lo tanto, hay que
ponerse serios y decirle que no se pega e inmediatamente retirarle la atención
y suspender momentáneamente la comunicación con él.
- No
conviene dar gritos ni hacer aspavientos, porque pueden servirle de aliciente y
fomentar la agresividad.
- Hay
que intentar actuar siempre de la misma forma, de modo sistemático, y
haciéndolo por igual, todos los adultos que están al cargo del pequeño.
¿Pero y cuando vamos al parque y pega
a otros niños?
Como
bien se ha comentado al principio, con un año de edad, es normal que ocurran estas cosas porque sus reacciones y comportamientos son
aún muy primitivos. El niño todavía no puede usar el lenguaje
para hacerse entender ni para resolver conflictos. Por eso, su agresividad es
la única manera que tiene para expresar lo que quiere. A esto, también hay que
tener en cuenta el temperamento del
niño, pues hay niños muy movidos e impulsivos, y hay otros más
tranquilos.
Lo
correcto seria reprender al niño
diciendo: "no hagas
eso", "hace daño", "pegar está mal". Pero siempre hacerlo desde el cariño pero con
firmeza. Y, nunca decirle: "ya no te
quiero"
Si
aun así, el niño persiste en
pegar, se le puede retirar momentáneamente de la situación, pero eso no
quiere decir que debamos prohibirle jugar con otros niños. Pensad que vuestro
hijo tiene que estar en compañía de otros niños para aprender a estar en grupo
y respetar a los demás. Lo único, que de momento, necesitará que estéis
presentes para prevenir choques y limar asperezas. A veces no hará falta
separarle del grupo, bastará con distraerle y animarle a cambiar de actividad.
También conviene que aprenda a decir "no", "no quiero" y
"es mío" cuanto antes, de modo que las palabras sustituyan
eficazmente a la acción impulsiva. Además, debemos enseñarle a pedir las cosas
en lugar de quitarlas.
De igual modo, es muy importante elogiarle generosa y
expresivamente cuando juegue y se comporte adecuadamente con
otros niños, y enseñarle maneras de ser amable.
Pero, sobre todo, hay que ser paciente y no perder
la calma porque lo normal es que aún no se controle y que su
comportamiento sea un tanto imprevisible.
Psicopedagogia, conducta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario